En medio de la fiebre del hidrógeno verde, comunidades changas de Paposo y científicos de todo el mundo levantan la voz ante una amenaza común: la pérdida del cielo más limpio del planeta y de un ecosistema costero único en Chile.

Estudiantes y vecinos de Taltal participando en la jornada de limpieza de playas 2025, organizada por la municipalidad junto a instituciones públicas y privadas.

TALTAL, lunes 13 de octubre de 2025.– El norte de Chile, reconocido mundialmente por sus cielos prístinos y su biodiversidad costera, enfrenta una de sus mayores controversias ambientales de la última década.

El proyecto INNA —impulsado por AES Andes, filial chilena de la estadounidense AES Corporation— propone instalar un complejo industrial de más de 3.000 hectáreas entre Caleta La Colorada y Paranal, comuna de Taltal, con una inversión superior a 10 mil millones de dólares.

Su objetivo: producir 100 mil toneladas anuales de hidrógeno verde y 650 mil de amoníaco verde, insumos destinados principalmente a la exportación.

🌍 Un megaproyecto que divide al norte

La iniciativa contempla tres parques solares, un parque eólico, dos plantas desaladoras y dos puertos de embarque, además de un entramado de tuberías industriales que transportarán agua y amoníaco desde el interior hasta el borde costero.

El trazado afectaría zonas de alto valor ecológico entre Caleta El Gritón y Las Guaneras, donde familias changas, pescadores y orilleros han desarrollado por generaciones actividades de pesca, marisqueo y recolección de orilla.

“Nosotros sacamos solo lo que usamos. Ahora nos quieren dejar sin mar y sin casa”, lamenta Nolvia Morales, dirigente changa de Paposo.

Según la Resolución del SEA de Antofagasta, los impactos potenciales incluyen la restricción de acceso a recursos hidrobiológicos, la pérdida de varaderos, la interrupción de rutas marítimas y la alteración del arraigo territorial.

🔬 Ciencia en alerta: Paranal en riesgo

El Observatorio Europeo Austral (ESO), responsable del Very Large Telescope (VLT) y del futuro Extremely Large Telescope (ELT), advierte que el INNA podría aumentar en un 35% la contaminación lumínica sobre Paranal y más del 50% sobre el futuro Cherenkov Telescope Array (CTAO-Sur).
El informe técnico de ESO califica el impacto como “devastador e irreversible”, al incluir también efectos por vibraciones del suelo, turbulencias atmosféricas y polvo en suspensión durante la construcción.

“Construimos los telescopios más potentes en el mejor lugar de la Tierra para ver el Universo. La contaminación lumínica de proyectos como INNA roba nuestra visión del cosmos”, señaló Itziar de Gregorio-Monsalvo, representante de ESO en Chile.

El Premio Nobel de Física 2020, Reinhard Genzel, intervendrá este miércoles en la Cámara de Diputados para advertir sobre los riesgos que el megaproyecto implica para el futuro de la astronomía mundial.

🧬 Reacciones y defensa territorial

En paralelo a la comunidad científica, organizaciones changas de Paposo, Loreto, El Gaucho y Cachinales iniciaron un Proceso de Consulta Indígena bajo el Convenio 169 de la OIT, liderado por el SEA.
El proceso busca mitigar impactos sobre las actividades tradicionales de pesca y recolección ancestral.

“Nos vamos a quedar con la contaminación y el basural, mientras los beneficios se van a otros países”, advierte Brenda Gutiérrez, presidenta de la comunidad indígena Pabla Almendares.
“No queremos que devuelvan la salmuera al mar ni que toquen a las chinchillas. Queremos respeto y diálogo real”, agrega.

⚖️ 1.400 observaciones y un plazo suspendido

El Informe ICSARA Ciudadano, publicado en septiembre, consolidó 659 observaciones formales y más de 700 aportes individuales que cuestionan la ubicación del proyecto y exigen su reubicación al menos 50 kilómetros al sur de los observatorios astronómicos.
Ante esta presión, AES Andes solicitó al SEA suspender su evaluación hasta mayo de 2026 para responder los requerimientos técnicos.

La empresa sostiene que “cumple con la normativa ambiental más exigente del mundo” y que su reubicación no está contemplada en la ley.
Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores recordó que Chile tiene compromisos internacionales con la ESO que garantizan la “posesión pacífica” de sus instalaciones científicas.

🧭 Entre la energía verde y la zona de sacrificio

El Plan Nacional de Hidrógeno Verde es una de las banderas del Gobierno, con más de 18 proyectos en evaluación ambiental y una inversión global superior a US$ 43 mil millones.
Pero en Taltal, la percepción es distinta.

“Taltal ha sido históricamente una zona sacrificada. Generamos energía limpia para Chile, pero no tenemos agua, hospital ni conectividad digna”, declaró el alcalde Mario Acuña en la Comisión de Medio Ambiente.

El impacto social y ambiental también alcanza al ecosistema marino.
Expertos del Centro de Investigaciones Marinas de Quintay (CIMARQ) advierten que la descarga de salmuera de las plantas desaladoras puede alterar la temperatura y salinidad del agua, afectando especies base de la cadena trófica como la anchoveta y la sardina.

🪐 Una ley para proteger los cielos

En medio del conflicto, diputados como Félix González y Sebastián Videla impulsan un proyecto de ley que establece zonas de exclusión de 70 kilómetros alrededor de los observatorios Paranal y Armazones.
La iniciativa busca evitar que grandes industrias se instalen en áreas de observación astronómica.
La Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS) respalda la propuesta y asegura que “Chile no debe elegir entre energía verde y ciencia, sino planificar para ambas”.

🔍 Encrucijada para Taltal

El proyecto INNA resume una paradoja: el país que posee los cielos más prístinos del planeta y comunidades costeras ancestrales podría perderlos en nombre de la energía “limpia”.
La pregunta que queda flotando en Paposo y Paranal es la misma que se escucha en los pasillos del Congreso:
¿Es sustentable un desarrollo que deja a sus comunidades sin mar y a su ciencia sin cielo?


📸 Fotografía principal: Comunidades changas de Paposo y el litoral de Taltal. Créditos: Matías Salas / Climate Tracker