Migración, seguridad, economía y estándar ético marcaron el segundo debate presidencial organizado por ARCHI, un cara a cara sin atajos entre Jeannette Jara y José Antonio Kast que expuso diferencias profundas en modelo de Estado, gobernabilidad y prioridades frente a una segunda vuelta decisiva.

Jeannette Jara y José Antonio Kast durante el debate presidencial ARCHI 2025, enfrentados en segunda vuelta en un cara a cara radial transmitido a nivel nacional

SANTIAGO — jueves 04 de noviembre de 2025. En un escenario sin edición ni concesiones, la radio volvió a ser protagonista del debate democrático. A través de más de mil emisoras a lo largo del país, Jeannette Jara y José Antonio Kast se enfrentaron en el segundo debate presidencial ARCHI, una instancia clave que dejó en evidencia no solo sus diferencias programáticas, sino también el tono, los límites y las tensiones de una campaña marcada por la polarización y el desgaste institucional.


Un debate sin anestesia: orden versus enfoque social

El Teatro del Campus Oriente de la Universidad Católica fue el escenario de un enfrentamiento directo, donde las posiciones quedaron claras desde el inicio. José Antonio Kast insistió en un discurso centrado en el orden, la autoridad y el cumplimiento irrestricto de la ley, utilizando la megatoma de San Antonio como símbolo de lo que, a su juicio, representa la incapacidad del Estado para ejercer control territorial.

Jeannette Jara, en contraposición, optó por un enfoque más estructural y social, apuntando a la complejidad del fenómeno habitacional y migratorio. Para la candidata oficialista, reducir estos problemas a consignas punitivas no solo es ineficaz, sino peligroso. El contraste fue nítido: Kast propone control inmediato; Jara, gestión gradual y política pública integral.


Migración: el eje que tensó el cara a cara

El tema migratorio fue uno de los puntos más friccionados del debate. Kast defendió la aplicación estricta de expulsiones y el reforzamiento de la frontera, marcando distancia entre la acción del Estado y la ayuda humanitaria. Jara cuestionó la viabilidad real de expulsiones masivas, advirtiendo que sin coordinación internacional, recursos y planificación, esas promesas terminan siendo eslóganes de campaña.

Más que cifras, el intercambio dejó una disputa de relatos: el candidato republicano apeló al cansancio ciudadano frente a la inseguridad; Jara intentó instalar la idea de responsabilidad estatal y realismo operativo, enfatizando que gobernar no es administrar titulares.


Economía, colusiones y estándar ético

Uno de los momentos más duros del debate llegó cuando Jeannette Jara llevó la discusión al terreno ético. Sin rodeos, cuestionó el rol del principal asesor económico de Kast, recordando su vinculación con casos emblemáticos de colusión en el mercado farmacéutico y de alimentos. El golpe fue directo al corazón del relato económico del candidato republicano.

Kast respondió defendiendo la institucionalidad y señalando que los procesos judiciales ya habían concluido. Sin embargo, el cuestionamiento quedó instalado: ¿para quién gobierna cada proyecto político? Jara buscó asociar a su contendora con los grandes grupos económicos; Kast, en cambio, insistió en reglas claras y crecimiento como motor de bienestar.


Impuestos, gasto fiscal y el modelo de desarrollo

En materia económica, el contraste fue estructural. Kast reafirmó su propuesta de reducción de impuestos corporativos como incentivo a la inversión y el empleo. Jara fue categórica: no habrá rebajas tributarias para el segmento más rico del país y defendió el rol redistributivo del Estado, respaldándose en las advertencias del Consejo Fiscal Autónomo sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Ambos hablaron a sus bases. El debate no buscó acuerdos, sino reafirmar caminos opuestos.


Gobernabilidad y clima político

El debate también rozó un tema sensible: la estabilidad democrática. Jara apeló a la memoria histórica y advirtió sobre discursos que tensionan la convivencia institucional. Kast, por su parte, apuntó al desgaste del actual gobierno y al descontento social como caldo de cultivo de la crisis.

Fue el tramo más áspero del encuentro, con interrupciones y tensión evidente, reflejo de un país cansado y exigente, donde el próximo gobierno tendrá un margen mínimo de error.


La radio como espacio democrático

Más allá del contenido, el debate reafirmó el valor del formato radial: sin edición, sin cortes y con alcance nacional. ARCHI volvió a posicionar a la radio como una plataforma central del diálogo democrático, capaz de sostener discusiones de fondo lejos de la lógica del espectáculo televisivo.


Una definición abierta

El debate no cambió radicalmente el escenario, pero sí ordenó los proyectos en disputa. Kast se mostró consistente en su discurso de orden y seguridad, aunque rígido en matices sociales. Jara apostó por experiencia de gestión, enfoque social y estándares éticos, aunque con desafíos pendientes en claridad operativa.

La decisión ahora queda en manos de la ciudadanía. Lo cierto es que el país que reciba el próximo gobierno será exigente, polarizado y con urgencias acumuladas. Y este debate, sin dudas, fue un reflejo fiel de ese Chile.