La protesta de madres y apoderados del jardín infantil Los Duendecitos volvió a poner en evidencia una situación que se arrastra desde mayo: tres traslados en menos de un año, denuncias de condiciones insalubres y una incertidumbre que afecta directamente a más de sesenta niños y niñas de la comuna.

Estudiantes y vecinos de Taltal participando en la jornada de limpieza de playas 2025, organizada por la municipalidad junto a instituciones públicas y privadas.

TALTAL — miércoles, 08 de octubre de 2025.  Frente al nuevo recinto donde actualmente funciona el jardín infantil Los Duendecitos, en avenida Francisco Bilbao, madres y apoderados alzaron sus cacerolas y carteles exigiendo una atención segura y digna para sus hijos. El lugar —un centro de eventos arrendado por Fundación Integra— fue habilitado como espacio temporal de funcionamiento, pero a juicio de las familias no cumple con las condiciones mínimas para la educación parvularia: baja ventilación, poca iluminación y un piso de cemento que libera polvo al ambiente.

“Los niños regresaron a sus casas con ronchas, con sus ropas blancas de polvo, y algunos con alergias”, relató una apoderada durante la manifestación. El episodio fue la gota que rebalsó el vaso en un conflicto que se arrastra desde principios de año.

Cómo comenzó el problema

De acuerdo con la carta firmada el 8 de octubre por el Centro General de Padres y Apoderados —documento al que tuvo acceso Pulso Comunal—, los inconvenientes se remontan a mayo de 2025, cuando el jardín original, ubicado en avenida Matta, debió cerrar por graves fallas estructurales.

El escrito detalla que las instalaciones presentaban techo de asbesto, plaga de palomas y acumulación de gas metano en el subsuelo, lo que incluso provocó una explosión en el baño del recinto.
Entre junio y julio, la atención educativa se mantuvo suspendida, vulnerando el derecho a la educación y cuidado de la primera infancia.

En agosto, las clases se retomaron parcialmente en la sede del sindicato ENAMI, aunque solo en media jornada y sin servicio de alimentación. Finalmente, el 6 de octubre, los párvulos fueron trasladados al centro de eventos Sisters Kids, donde tras dos días de funcionamiento surgieron las denuncias por polvo, alergias y condiciones insalubres.

Lo que piden las familias

En la carta enviada a la Seremi de Salud de Antofagasta y al Hospital 21 de Mayo de Taltal, los apoderados exigen dos acciones inmediatas:

  1. Fiscalización sanitaria exhaustiva de todos los recintos utilizados durante el año, para determinar su idoneidad estructural y ambiental.
  2. Evaluación médica de las posibles afecciones dérmicas y respiratorias derivadas de la exposición a ambientes contaminantes.

El documento enfatiza que la actual situación “afecta gravemente la salud y los derechos de nuestros niños y niñas” y solicita una respuesta urgente por parte de las autoridades competentes.

Quiénes deben responder

Fundación Integra —entidad que administra el jardín infantil— definió este nuevo espacio como alternativa temporal, mientras se busca una solución definitiva tras el cierre del edificio original.
Sin embargo, las familias aseguran que las decisiones se han tomado sin participación ni información clara, y que “las soluciones siempre fueron parches”.
Por su parte, la Seremi de Salud aún no ha emitido un pronunciamiento público sobre la nueva fiscalización solicitada.

Un problema que trasciende

La situación de Los Duendecitos no solo refleja una emergencia puntual, sino también los desafíos estructurales de la educación parvularia en zonas alejadas. La escasez de infraestructura adecuada, la distancia entre organismos responsables y la demora en las soluciones generan un impacto directo en la primera infancia, un grupo especialmente vulnerable.

Mientras esperan respuestas, las familias de Los Duendecitos aseguran que no enviarán a sus hijos a clases hasta que exista un espacio seguro y digno.
En tanto, desde Radio Pulso Comunal seguiremos acompañando el proceso, verificando las acciones que adopten la Seremi de Salud, el Hospital 21 de Mayo y Fundación Integra.

Porque la educación de la primera infancia también es una urgencia de salud pública.