La Roja igualó 0-0 ante el equipo de Marcelo Bielsa, en un cierre que reflejó un ciclo marcado por la falta de gol, la fragilidad estructural y la ausencia de un proyecto claro. Con apenas 11 puntos, Chile terminó último, superando incluso la frustración de las Eliminatorias rumbo a Japón-Corea 2002.
Chile 0-0 Uruguay | ⚽ Clasificatorias al Mundial 2026 🏆
El partido frente a Uruguay dejó la sensación de un equipo que, al menos, compitió. Nicolás Córdova dispuso presión alta, un mediocampo solidario con Rodrigo Echeverría como ancla y movilidad con Emiliano Ramos de Everton de Viña del Mar (debutante absoluto por la selección adulta) , Lucas Cepeda y Javier Altamirano. La estrategia logró neutralizar el juego de posesión y verticalidad típico de Bielsa. Sin embargo, la diferencia estuvo en el área: Chile remató 16 veces contra 6 de Uruguay, pero careció de efectividad.
El nombre propio de la noche fue Ben Brereton Díaz, que acaba de ser cedido al Derby County inglés. Tuvo tres ocasiones claras, incluida un cabezazo a boca de jarro, y las desperdició todas. Su racha negativa ya suma 11 partidos sin marcar con la Roja. Sofascore lo evaluó con apenas 6.1, reflejo de un delantero cuya confianza está quebrada. “El 9 vive del gol, y si no lo tiene, se derrumba”.
En contraste, hubo figuras rescatables. Rodrigo Echeverría jugó uno de sus mejores encuentros con la selección: recuperó balones, se incrustó entre los centrales y le dio equilibrio a un equipo que solía desordenarse. Lucas Cepeda, el distinto de Colo-Colo mostró atrevimiento y personalidad; y Lawrence Vigouroux, debutante en el arco, en condición de local, transmitió seguridad con el balón en los pies y en las salidas aéreas. El propio DT de Swansea, Alan Sheehan, lo había elogiado antes: “Se lo merece, es maravilloso”.
Luciano Cabral fue otra de las historias que marcó la doble fecha. No convocado contra Brasil y suplente ante Uruguay, no sumó minutos pese a la falta de ideas en ataque. El mediapunta de Independiente de Avellaneda había sido visto como alternativa creativa, pero Córdova optó por Vicente Pizarro y Lucas Assadi en los relevos. La decisión reflejó prioridades tácticas: movilidad y trabajo defensivo por sobre el pase filtrado.
Las cifras son lapidarias: Chile cerró último con 11 puntos, por debajo de Perú (12). Es la peor campaña en Eliminatorias de la Roja desde que se instauró el sistema actual. En 2002, también terminó colista, pero con 12 unidades y en un contexto con menos cupos al Mundial. En 2026, con dos plazas adicionales, el fracaso es aún más estrepitoso.
El déficit ofensivo explica gran parte del colapso. Chile convirtió apenas nueve goles en 18 partidos: cuatro ante Venezuela, dos a Perú y tres más repartidos entre Uruguay, Brasil y Bolivia. Es decir, en 15 de 18 encuentros la Roja anotó como máximo un gol. El último tanto fue en marzo, y desde entonces se acumularon más de 540 minutos de sequía.
El contexto sudamericano amplifica la crítica. Argentina lideró con 38 puntos, Ecuador fue segundo pese a comenzar con -3, y Bolivia, con 20, alcanzó repechaje gracias a un polémico penal cobrado ante Brasil. Incluso selecciones en crisis como Paraguay y Venezuela terminaron por encima de Chile. Ni siquiera el declive de Brasil (5°) abrió espacio para soñar.
Tácticamente, Córdova corrigió errores del proceso de Ricardo Gareca. Abandonó la línea de tres defensores, apostó por un 4-4-2 flexible y dio confianza a jóvenes. Su lectura fue correcta para contener a Uruguay, pero insuficiente para resolver la anemia ofensiva. “Demostramos que no estamos para ser últimos”, dijo el interino, aunque su continuidad es incierta, ya que se confirmó que Sebastián Miranda (DT de la categoría sub-17) dirigirá los próximos partidos amistosos frente a Rusia y Perú en noviembre.
El fracaso trasciende al cuerpo técnico. La ANFP, presidida por Pablo Milad, no logró diseñar un proyecto integral. La falta de delanteros en el fútbol local, copado por extranjeros, evidencia un problema de formación. La venta de derechos de TV internacionales a la baja y las polémicas por la Supercopa muestran un organismo debilitado, incapaz de sostener un plan de largo plazo.
Chile no solo perdió la clasificación: perdió competitividad, identidad y credibilidad. Reconstruir no será rápido. El recambio necesita tiempo, inversión y valentía política. El desafío hacia 2030 es monumental: producir futbolistas con gol, recuperar la mística y devolverle a la Roja un lugar entre los protagonistas de Sudamérica.
La Roja cierra una Eliminatoria que será recordada como la peor de su historia. Más que un accidente, fue un síntoma de un fútbol que dejó de producir figuras, que administra mal sus recursos y que perdió su hoja de ruta. El 2026 ya se fue; el 2030 depende de que la ANFP y los clubes asuman que el cambio debe ser radical.
